El profesor Blanchard repasa historia del terreno de la cancha de baloncesto y pide evitar conflicto

EVITEMOS MALES MAYORES EN SAN ANTONIO DE GUERRA

Por Juan Lulio Blanchard Santana

De acuerdo a normas ancestrales de la Iglesia Católica cuando en una comunidad se desea levantar un lugar de culto o iglesia los lugareños deben donar a la diócesis o arquidiócesis una porción de terreno en la cual llevar a cabo la construcción. De forma tal que la arquidiócesis resulta ser la propietaria del lugar donde queda construida la iglesia. Eso debió pasar en San Antonio de Guerra cuando se construyó la primera iglesia, años antes de que fuera declarada parroquia de la Arquidiócesis de Santo Domingo, en 1851.

La original iglesia de mampostería de Guerra fue bendecida y abierta al uso público en 1879. Esta vieja edificación fue casi totalmente destruida por el terremoto de agosto de 1946. En el mismo lugar donde estaba el viejo templo fue levantada una iglesia nueva que fue inaugurada en 1952, la cual estuvo en pie hasta 1974, cuando se construyó la actual en el lugar donde, desde antaño, estuvo la Casa Curial. Es decir, el lugar donde estaba la vieja iglesia quedó vacio, pero seguía siendo propiedad de la Iglesia.

Desconocemos el tipo de acuerdo a que llegó el párroco de entonces, padre Fernando Lora, para permitir que en la propiedad de la iglesia se construyera una cancha de baloncesto. Conociendo la actitud pastoral del Rev. Lora, no es de extrañar que se llegara a un acuerdo sencillamente con el fin de que la juventud guerrense tuviera un lugar para desarrollar sus destrezas deportivas. Ya él había demostrado con creces su interés en el progreso de la juventud guerrense cuando asumió el trabajo que había iniciado el padre Francisco Xavier Lemus, SJ quien junto a varios jóvenes guerrenses dieron impulso y dejaron iniciado el Liceo Nocturno de Guerra, que por varios anos llevó el nombre de “Padre Antonio Blanchard”. No debe caber duda, pues, de que el lugar donde está la cancha es propiedad de la Iglesia Católica y habría que ver el tipo de acuerdo que hizo la parroquia con el Ayuntamiento para que ocupara el espacio donde está la cancha.

Esta aclaración es necesaria a propósito del conflicto que se ha suscitado entre el pastor de una denominación religiosa pentecostal y el párroco de San Antonio de Guerra. Habría que preguntarse si el propietario de una heredad puede permitir ser denostado en su propio terreno. Ir a denostar a la persona o institución que se adversa, con insultos y descalificaciones es un acto que resulta a todas luces temerario y peligroso. La ausencia de tolerancia y el fanatismo religioso, este ultimo casi siempre producto de la ignorancia, puede producir situaciones de tal peligrosidad que hay tratar de evitar. Una comunidad religiosa tolerante, respetuosa de sí misma y de los demás, no se le ocurre ubicarse frente a otra comunidad religiosa, a la cual adversa, a predicar contra esa iglesia, por más convencido que este de sus doctrinas. Es cuestión de respetar a los demás, de respetar los espacios. Admitir una situación de esa naturaleza es una actitud de cobardía, lo cual es intolerable. Entonces, ¿Cómo se podría resolverse el problema? A mi modo de ver, de la forma en que los cristianos deben resolver sus problemas. Mediante el diálogo respetuoso y sincero. Así es que manos a la obra. No permitan que esa situación baje a la feligresía y el fanatismo y el fundamentalismo cubra las mentes de los miembros de ambas congregaciones. Las consecuencias pueden ser catastróficas para la paz y tranquilidad del municipio. Si el dialogo no es posible directamente entre las partes en conflicto, entonces hay que acudir a las instancias superiores de ambas congregaciones para que desde arriba se imponga la paz y el respeto.

Artículo de opinión. Los conceptos emitidos son responsabilidad del autor

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