Los obispos exhortan a promover dinamismo económico que mejore bienestar de la población

La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) exhortó a los economistas y a los grandes promotores de las políticas económicas nacionales a pensar y promover un dinamismo económico que mejore el bienestar de la población, y para que el Estado pueda invertir en elementos básicos para una vida de calidad. El llamado fue hecho por los obispos dominicanos en un mensaje con motivo de la Independencia Nacional, que se conmemora el 27 de Febrero titulado “Que la justicia y la paz se encuentren”. La CED citó la salud pública, la educación, la vivienda digna para los pobres, la seguridad ciudadana, el sistema de justicia, la construcción de caminos vecinales que comunican las comunidades rurales, la iluminación de calles, avenidas y carreteras, así como el mantenimiento de obras públicas claves, como los elementos en los que se tiene que invertir para garantizar una vida de calidad a la población. Los obispos propusieron, además, que el empleo sigue siendo el principal medio para mejorar la calidad de vida de la población, especialmente de los jóvenes y de las mujeres, junto a lo cual -precisan- es necesario promover salarios justos, que permitan cubrir el costo de la canasta básica, y acceder a los servicios que proporcionan una verdadera calidad de vida. De igual manera, plantearon la necesidad de crear una política laboral apegada a principios de justicia universal, que debe construirse “sobre la base de la protección de la población trabajadora, asegurando el cumplimiento de los derechos establecidos en la Constitución, en el Código Laboral y en la Ley de Seguridad Social, entre otros”.
La violencia
Sobre el tema de la violencia, la CED, en su mensaje, atribuyó al modelo excluyente de crecimiento económico material, el “desasosiego y la violencia cotidiana en que vive la generalidad del pueblo dominación y las personas de otras nacionalidades que habitan en su territorio”. Agregan que lo primero que desasosiega en República Dominicana es no saber a quién acudir, ni a qué atenerse, pues, se tiene la sensación “de que basta ser guapo y prepotente para imponerse, y hacer lo que le parezca en las instituciones, y en los ambientes en que se vive”.
La corrupción
Para los obispos, otra realidad que quita la paz es la acumulación de riqueza a través de la corrupción, que calificaron como fuente de inequidad y desconfianza, además compromete la capacidad del Estado para responder a necesidades de la población, especialmente de los más pobres, y permite que el dinero de todos termine en “unos pocos bolsillos”.

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