Acento.com.do El sábado en la noche, en su residencia de la calle Atalaya No. 15, del sector La Julia, la familia Corripio ofreció una demostración del gran poder de convocatoria, y por si fuera poco, demostró que no son ciertas las historias que se cuentan de la clásica cautela que se atribuye a Pepín Corripio, quien encabeza el próspero grupo empresarial. Manuel Corripio Alonso y Rafaela Martínez de Corripio fueron los protagonistas de la boda de su hija Sara Lucía, la nieta de Pepín, quien contrajo matrimonio con Manuel Arturo Pellerano, hijo de Manuel Arturo Pellerano Peña, otrora hombre fuerte en los medios de comunicación, las finanzas y en el sector seguro. Es propietario de Diario Libre, pero ya no se le compara con la gran influencia de la familia Corripio, que posee los diarios Hoy, El Nacional, El Día, parte de Listín Diario, además de varios canales de televisión.
La ceremonia religiosa del casamiento se realizó en la Iglesia del Convento de los Dominicos, en la Ciudad Colonial, y la recepción nupcial en la residencia de los padres de la novia, en La Julia.
Líderes empresariales, ministros gubernamentales, jueces de las Altas Cortes, embajadores, jóvenes influyentes en diversas áreas, economistas, intelectuales, ex funcionarios influyentes, artistas, actrices y actores de cine, productores de televisión, estrellas del béisbol se dieron cita en la recepción, que incluyó un despliegue extraordinario de sofisticados gustos en el vestir y de una muy buena disposición para el disfrute de las sorpresas de la noche.
Aparte de los bailes de los contrayentes, y luego de sus familiares que se les unieron, el baile se inició con la orquesta de Héctor Acosta, El Torito, que amenizó un espectáculo con lo mejor de su repertorio merenguero.
Al baile se unieron José Antonio Rodríguez, ministro de Cultura, Francisco Domínguez Brito, Procurador General de la República, Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado, José Ramón Peralta, Ministro Administrativo de la presidencia, Mariano Germán, presidente de la Suprema Corte de Justicia, Gedeón Santos, presidente del Indotel, Campos de Moya, vicepresidente del Grupo Vicini, Angel González, propietario de canales de televisión, Gonzalo Vargas Llosa, director del ACNUR, República Dominicana, José Singer, empresario, Fernando Capellán, empresario y Bernardo Vega, presidente de la Academia Dominicana de la Historia. Entre muchos otros. El director General de Impuestos Internos, Guarocuya Féliz, disfrutó, como muchos otros amigos y funcionarios, la cadencia y el ritmo de los merengues.
Antes de terminar la presentación de El Torito, hubo un paréntesis para conmemorar un acontecimiento importante para la familia Corripio. Pepín, el abuelo feliz, quería decir unas palabras, porque le acababan de celebrar de forma anticipada sus 80 años, que cumplirá el 12 de marzo del 2014.
En realidad, Sara Lucía y Manuel Arturo, junto a la esposa, hijos y nietos quisieron sorprender a Pepín con un pequeño bizcocho de celebración, con muchas velas encendidas.
“Tengo que decir algunas palabras. Primero muchas gracias a todos ustedes por acompañarnos en esta celebración. Consideramos que ustedes son parte de nuestra familia y por eso están aquí. Muchas gracias. En segundo lugar, quisiera desear que dentro de 10 años, en una próxima boda, podamos reunirnos de nuevo aquí, y yo poder celebrar con ustedes mis 90 años. A los bizcochos de estas celebraciones debían ponerles menos velas. Gracias”.
Más o menos eso fue lo que dijo Pepín Corripio, satisfecho, contento, lleno de gozo por la boda de una de sus nietas y por la notable capacidad de convocatoria que tuvieron él y su familia. No faltaron los políticos, los hijos de los políticos, los representantes de los políticos de la más alta notabilidad, y los señorones de la más alta solvencia económica del país.
Luego del intento fallido de Pepín Corripio de apagar sus 80 velitas, y de seguir el diálogo ininterrumpido de una multitud que sobrepasaba las 1,500 personas, la música se renovó con la presencia y el impacto pegajoso de Los Ilegales, con sus éxitos y contorsiones de Vladimir Dotel y su equipo.
Impactante resultaron los bares establecidos en diferentes lugares de la casa techada en que se convirtió el jardín del conjunto residencial. El despliegue de tapas, tragos y el bufete, que desde temprano estuvo disponible para los invitados. La hora loca fue y sigue siendo el espacio para el gozo desenfrenado en cualquier boda, pero en este caso fue loca y fue discreta. Se repartieron sandalias, caretas y panderetas para la celebración de la hora loca.
De pronto, al concluir Los Ilegales, se dio paso a un espectáculo de luces y sonidos, acompañado del esplendor de una violinista, con un violín transparente, que subida en una tarima conquistó la atención de una buena parte del público. Bailarines con indumentarias de bufones, con alegoría de siglos pasados, se desplazaban con alegría contagiando el ambiente.
Manuel Corripio y su esposa Rafaela bailaron y disfrutaron la celebración de la boda de su hija Sara Lucía. Manuel Arturo y sus padres, Manuel Arturo Pellerano Peña y Mayra García, igualmente se vieron gozosos, disfrutando del baile y del espectáculo en el que su hijo era el gran protagonista, junto con la hija de Manuel Corripio Alonso.
Ya no se habla de las bodas del siglo, como en tiempos pasados, cuando Sammy Sosa contrajo matrimonio en Santo Domingo, o cuando Ramón Báez Figueroa contrajo matrimonio teniendo a José Francisco Peña Gómez y Leonel Fernández como testigos. Estos son otros tiempos.
Si de algo así quisiera hablarse, no será posible, porque la familia Corripio intenta ser discreta en sus actos íntimos. Sin embargo, algo podría compararse, pues se trata de la primera hija de Manuel Corripio que se casa, y esta presentación en sociedad pudo ser, tal vez lo es, la presentación del nuevo jefe de la Corporación Corripio, tarea para la que ha tenido más de 40 años de preparación intensa, ininterrumpida, dirigido por el gran jefe de esa familia, que cumple este mes los 80 años: Pepín Corripio.