«Como sacerdotes, nos identificamos con ese pueblo descartado, al que el Señor salva y recordamos que hay multitudes incontables de personas pobres, ignorantes, prisioneras, que se encuentran en esa situación porque otros los oprimen», dijo el papa. «Pero también recordamos que cada uno de nosotros conoce en qué medida, tantas veces estamos ciegos de la luz linda de la fe, no por no tener a mano el evangelio sino por exceso de teologías complicadas», agregó.
Para el papa, en algunas ocasiones los curas sienten su «alma sedienta de espiritualidad, pero no por falta de Agua Viva (…), sino por exceso de espiritualidades ‘gaseosas’, de espiritualidades ‘light'». Y también pueden verse «prisioneros, pero no rodeados como tantos pueblos, por infranqueables muros de piedra o de alambradas de acero, sino por una mundanidad virtual que se abre o cierra con un simple ‘click'» u «oprimidos pero no por amenazas ni empujones, como tanta pobre gente, sino por la fascinación de mil propuestas de consumo» que impiden «caminar libres». El papa recordó a los sacerdotes que son «testigos y ministros de la misericordia» y que esta «misericordia restaura todo y devuelve a las personas a su dignidad original», en este Jueves Santo que se celebra en el marco del Año Santo Extraordinario de la Misericordia.